EL PRIMER
RECTORADO
Fue elegido rector el 18 de
diciembre de 1667 hasta el 18 de diciembre de 1668. Durante el año de su
desempeño como rector se esmero tanto por el Colegio Mayor del Rosario que
recibió el agradecimiento de los colegiales quienes lo reeligieron luego.
Puesto que las constituciones del Colegio Mayor establecían que el patrono
debía subsanar los problemas financieros, el doctor Caldas solicito un auxilio
económico a la patrona del Colegio Mayor, la reina doña Mariana de Austria,
quien se hallaba como gobernadora. La reina le notifico al presidente de la
real audiencia que “por parte del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
se me ha representado la suma pobreza a que ha llegado por lo menos cabos de
sus rentas y que por esta causa no se podía acudir a la conservación y
permanencia de el, ni al reparo de sus edificios y que hubiese congrua para que
se leyesen todas las facultades de su concesión y que solo cursaban la de
filosofía, teología y jurisprudencia las cuales sustentaba y conservaba mas
aplicación que los colegiales tenían a las letras que el estipendio de las
cátedras por haberse consumado los efectos que para su paga estaban consignados”.
El auxilio económico llego años mas tarde.
EL
SEGUNDO RECTORADO
El 18 de
diciembre de 1670 los colegiales eligieron por segunda vez como rector al
doctor Enrique de Caldas Barbosa y Santiago, cura de la parroquia de la
catedral en Santafé. A comienzos de 1672 los colegiales debieron presentar una
solicitud al patrono del colegio mayor y presidente del nuevo reino de granada,
don fray Juan, arzobispo de Santafé, para que le concediera una dispensa de
residencia al doctor Caldas puesto que, en virtud de una disposición del
concilio de Trento, existía la prohibición de que los curas se ausentaran de
sus curatos ya que, de hacerlo, perderían el beneficio, y esa era la situación
del rector elegido, porque era cura propio de la catedral de Santafé. La dispensa
de residencia solicitada por el Colegio Mayor era solamente por el tiempo que
duraba el periodo del rector y según lo aseveraron el vicerrector, los
consiliarios y los quince colegiales presentes. Pero la razón más importante
para mantenerlo en la rectoría fue por tener largas experiencias en el mucho
amor con que mira al dicho colegio en la vigilancia y cuidado con que asiste.
Sin embargo, el arzobispo tenía serias dudas sobre si podría dar licencia, para
lo cual solicito la opinión de los conventos de predicadores, de San Agustín y
San Francisco los cuales respondieron de manera positiva, lo cual movió al
arzobispo a concederla la dispensa de residencia “para que pueda asistir como
rector elegido y nombrado de dicho Colegio los tres años de la dicha rectoría.
EL TECER RECTORADO
El 27 de noviembre de 1680 el vicerrector, consiliarios y los colegiales, le suplicaron al presidente del Nuevo Reino de Granada don Francisco Castillo de la Concha como patrono del Colegio, establecer el periodo de rector por trienios. El vicepatrono acepto y a partir de esa fecha el periodo del rector fue de tres años. El 7 de diciembre de 1680 el rey don Carlos II expidió una cedula real solicitando un informe sobre la situación del Colegio Mayor para socorrerlo con algún auxilio económico. El 15 de diciembre de 1681 el rector presento el informe al presidente gobernador y capitán general don Francisco Castillo de la Concha en el cual decía que “los catedráticos actuales son, el de prima de teología y cánones, vísperas de teología moral, artes liberales y gramática, el año pasado (1680) se leyó la cátedra se leyó la cátedra de instituta y por haber suspendido al catedrático los señores de esta Real Audiencia no se lee este año. Las rentas consignadas a estas cátedras de fundación son trescientos patacones, las de prima de teología cánones, leyes y medicina a doscientos patacones, las de vísperas a doscientos patacones y la de artes a ciento y cincuenta con lo que percibe los catedráticos, porque con la necesidad grande que padece el Colegio asisten por su fomento y de lo que hay les acude con alguna ayuda de consta de rector”. Durante el año de 1682 el Colegio Mayor siguió en la misma situación de pobreza ya que el auxilio económico vendría a ser efectivo años después. Al salir del rectorado se dirigió a Madrid como apoderado del Colegio Mayor.
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